Por Sebastián Fest, DPA
Que todos los equipos son difíciles y que a nadie se le regala nada son verdades tan ciertas como repetidas, pero resulta difícil negar las dos caras del Mundial de fútbol en los octavos de final, con una parte superior del cuadro plena de dificultades y una inferior en la que asoman las oportunidades.
Brasil 2014 se está perfilando como un Mundial bipolar: de un lado, potencias como Brasil, Francia y Uruguay -hoy podría sumarse Alemania- junto a los emergentes Colombia y Chile.
En el otro sector, selecciones menores como Grecia, Suiza y Costa Rica, además de un México que jamás superó los octavos de final en un Mundial fuera de casa. Argentina y Holanda son las únicas potencias en un sector al que podrían sumarse Estados Unidos y Bélgica.
Todo depende del partido de hoy entre Alemania y Estados Unidos en Recife, el choque de ex socios y amigos encarnado en Jürgen Klinsmann y Joachim Löw. Si gana o empata, Alemania se llevará el Grupo G e irá al sector de Brasil, Uruguay y Francia. Si los resultados situaran segundos a los germanos, un tercer duelo mundialista consecutivo entre Argentina y Alemania sería perfectamente posible.
Lo más probable es sin embargo una constelación de cuatro campeones mundiales de un lado -Brasil, Uruguay, Francia y Alemania- y sólo uno en la otra: la Argentina de Lionel Messi, que el martes se medirá a Suiza en San Pablo.
Las últimas dudas se disiparán en esta jornada una vez que se resuelvan los Grupos G y H, pero ya está claro que la ronda de octavos que se larga el sábado ofrece grandes partidos.
El Brasil-Chile del sábado en Belo Horizonte es reiteración del de Sudáfrica 2010 en la misma instancia, aunque promete un desarrollo menos desigual.
Al día siguiente, el domingo, Holanda y México se enfrentarán en Fortaleza en un duelo de selecciones históricamente incompletas: la “oranje” quiere dejar de ser la perdedora más carismática de la historia y alzar por fin el título, en tanto que el “Tri” necesita demostrar a su gente y a sí mismo que los cuartos de final también son posibles jugando fuera de casa.
El ganador de ese choque se medirá al que sobreviva entre Costa Rica y Grecia, que el domingo jugarán un partido de octavos que hubiese hecho ganar fortunas a los apostadores antes del Mundial.
Pero el gran momento de los octavos se vivirá el primer día, el sábado, cuando Colombia llegue al Maracaná, un momento histórico para el fútbol de un país que 20 años atrás se sintió inminente campeón mundial y terminó estrellándose para iniciar una larga travesía de “outsider” del gran fútbol.
Colombia -veloz, colorida y goleadora- está de regreso en la Copa del Mundo, aunque enfrente tendrá a un viejo conocido, nada menos que Uruguay, la selección que silenció el Maracaná hace 64 años y que juega, en cierto modo, en su casa.